jueves, 5 de agosto de 2010

Adorable saga simiesca

Lo reconozco, sí. Soy un devorador (tremendamente hambriento, además) de serie B. Y con la saga de El Planeta de los Simios he disfrutado como no lo hacía desde hace tiempo. El pelo erizado, la sonrisa expectante...Fue de niño cuando este tipo de películas comenzaron a animar mi imaginación alucinada y precoz. La que más recuerdo, por impactante o por su imborrable huella, fue El hombre con rayos X en los ojos. Que sacó de mí, con aquellos colores vivos de ácido, el niño hippie y visionario que todos llevamos dentro. Ver las 5 partes de El Planeta de los Simios vino a recordarme un poco todo eso: la tranquilidad de huir con las imágenes en color gastado, posibilidades infinitas, la imaginación como último reducto del yo frágil.




La primera de las partes es de sobra conocida, con un final que hoy no sorprendería ni a un grupo de niños de guardería. En las otras está esa esencia única de la serie B (la primera de las películas es una de las mayores cotas míticas del género). Caminar por el subsuelo derretido de Nueva York, adorar bombas atómicas como solución final (bueno, eso no está tan lejos de la realidad yankee), las revueltas de los simios... y un agradable largo etcétera que no quiero desvelar aquí para que el espectador no pierda la multitud de elementos llamativamente agradables que muy probablemente asimilará vuestra alma infantil.

No sé, quizás el concepto de unos simios (lo de monos les ofendía) que se imnponen a la raza humana no me parece tan desagradable. Eso habla a las claras de nuestros sentimientos con el género humano. Lo llega a decir César en una de las escenas finales, solo hay unos cuantos hombres que merecen la pena. Puede que todos esos que consiguen hacer películas tan reconfortantes y huidizas como éstas. Porque este mundo, la verdad, no nos lo merecemos los humanos. Al menos, simio no mata simio.





[The Courtneers que, como nos pasa a todos, hay veces que acertamos y otras que no; esta es una de las que sí (escuchen)]


1 comentario:

  1. los chimpancés pelean y se matan entre clanes, tribus, manadas o como quieras llamarlas, por el territorio.

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