lunes, 21 de junio de 2010

La enfermedad de escribir

De las posibles cosas positivas de un verano, no están los festivales, ni el calor, ni la playa o las mujeres con menos ropa (aunque también, claro, son bienvenidos), es el agradable instante para leer o escribir. Porque el tiempo de verdad, para mí, ya sólo se divide entre leer y escribir, y por este orden. Adentrarme en el papel en blanco, salvarme de mí mismo, mirar a Dios cara a cara. Porque primero fue el verbo, como bien nos recordábamos Cabero y yo mutuamente (se jubila y puede dedicarse a leer sin autocontrol). Los que amamos tanto las palabras, tenemos algo de locos gregarios (buscamos estar con otros locos similares), escasa compresión a nuestro alrededor y un vicio relativamente económico (los estupefacientes, en principio,salen más caros).


Siempre he dicho que tengo algo de viejo prematuro (hay quien me lo ha recordado este fin de semana) y eso no se cura con deportes, dietas sin carbohidratos o cremas Nivea. La vejez es un estado del alma. Y escribir, por supuesto, es un estado enfermo y de vejez al alma. Porque al leer y al escribir se va acumulando la extraña experiencia de otros humanos enfermos y ancianos, convirtiéndote a ti en más viejo y más anciano. Modificando levemente Alta Fidelidad, ¿soy viejo porque leo o leo porque soy viejo? Respondanse, yo haré lo propio.


Mientras, en algunas fábricas obreros sufren jornadas de más de 16 horas diarias, sin derechos y explotados, para que nosotros, eso sí, podamos tener un aparatito de muchos colorines y sonidos llamado Ipod, Iphone, etc. Y saben lo peor, nadie es más feliz, ni el que lo fabrica ni el que lo posee. Únicamente crece el deseo por poseerlo todo.





[Pretty Girls Make Graves o el sonido de la desacelaración de la vida "de verdad"]


lunes, 14 de junio de 2010

Mistificaciones de fin de semana

Agradable velada la del pasado viernes en el CCAN. Creo que debemos todos un sonoro "gracias" a Alicia (Elektra) por dar forma definitiva a una iniciativa de estas características. Teorizar sobre contracultura rodeados de buenos amigos y gran música no sucede todos los días. Bien también por Jaime Gonzalo (su papel de descreído es impecable), Fernando Gegúndez (sesión ecléctica y molona) y Antón López (ese tipo de editores inquietos que sólo surgen de vez en cuando). Bien por todos ellos, claro, y por un público activo y con preguntas. Con ingredientes así es difícil que salga mal. Llamarme "mistificador" (Jaime Gonzalo lo hizo), pero me llevé una sonrisa en los labios (aunque no haga dinero o moje más...ay).



La resaca de humo y cervezas del CCAN me llevó a refugiarme en el cine el fin de semana breve y lluvioso/luminoso. Rescaté del fondo del fondo de una balda de películas la legendaria cinta de Pollack, Danzad, danzad, malditos. Final del sueño hippie, con una Jane Fonda enfadadísima y guapa hasta el hartazgo (qué lejos parecía el aerobic y el muslo duro). Gran película que me hizo pensar en reinterpretaciones de la carga laboral, la pareja y la familia, los caballos (¿qué me ha pasado este fin de semana con los caballos?). El agotamiento de los de siempre. Haceros con una copia si queréis sufrir/disfrutar con buen cine.



La dosis de belleza amarga (como el aceite balsámico) me lo aportó Fish Tank. Reciente filme británico que con una fotografía preciosista y luminaria retrata cierta realidad social de los bloques de edificios, los hogares monoparentales y la falta de perspectivas. Una adolescente, Mia, sueña únicamente con bailar y ve pasar los días sin esperanzas. Aunque una persona, una nueva pareja de su madre, parece prometerlo todo. Premio del jurado en el último Cannes y todo un acierto para una tarde sensitiva.







[Y para colmo, Juan y sus cuidados sonoros me proporcionaron el single de la Birkin con Gainsbourg con el que, dicen, tanta gente ha tenido sexo afrancesado]


viernes, 11 de junio de 2010

Rock (y literatura) de verdad

Hoy es un día para mis libros favoritos: toda la literatura underground y el rock escrito. Esta tarde, gracias a Alicia y Elektra, a partir de las 21:00 hs. en el CCAN, y totalmente gratuito, una jornada muy especial y única: "Rock en papel: charlando sobre Rimbaud y The Stooges". Estaremos Jaime Gonzalo (director de Ruta 66) que presentará su libro "Poder Freak", el editor de Discos Crudos, Antón López, que nos hablará de sus magníficos libros (sobre la Velvet Underground o The Stooges), el bilbaíno Fernando Gegúndez a los platos y un servidor, que dejará en el ambiente una pequeña introducción sobre cierta literatura y su influencia en el rock, de Rimbaud (como abre el título) al bueno y lascivo Dennis Cooper. Un recorrido, intentaremos que magnético, para ver esa interconexión, muchas veces olvidada. No os lo podéis perder. Os arrepentiríais de por vida.







[The Stooges provocando y reivindicando otra forma de hacer rock. "TVeye" o esa vigilante que nos nos deja amar o liberar nuestro deseo]



miércoles, 9 de junio de 2010

¿Qué hacer ante todo esto?

Creo que el suceso de ayer, el 8-J y sus consecuencias, merece un debate y una reflexión honesta. Veamos los hechos: se convoca una huelga general en el sector público. Utilizando la lógica, por tanto descartando cifras propagandísticas de un lado y otro, los trabajadores de la función pública no tenían pensado ir, especialmente por un gran motivo: ese día perdían del sueldo, lo que sumado al recorte medio del 5% era una sangría importante al final del mes. Resultado: fracaso literal de una huelga, preámbulo de una "posible" de tipo general. El resultado si la hubiera o hubiese, mucho peor todavía. El sector privado no permite huelgas desde hace mucho tiempo, y el que no se haya enterado de eso anda muy despistado.

Hay quien asegura que ya no es efectivo, o que resulta fuera de lugar una huelga. Perdónenme, no estoy de acuerdo. La huelga siempre fue un recurso válido y lo sigue siendo hoy. Fíjense en las revueltas chinas actuales, ya la prensa viene señalando que el ejecutivo chino tiene pensado subir los sueldos. Presión mayoritaria= cambio inevitable. Lo que ocurre es que una huelga requiere dosis de solidaridad que, desgraciadamente, ya no se producen en una sociedad hiperindividualista y poco dada hacia el de al lado. Recuerdo, de niño, una huelga general que paralizó literalmente el país. Existía el apoyo entre trabajadores, crédito de los sindicatos, deseo de salvarse a uno y a los demás. Eran otros tiempos, más ingenuos dirán algunos. Quizá lleve un sesentayochista dentro, pero parecían más idealistas y sinceros (ahora que todas las utopías han caído, no queda nada con lo que soñar, ¿un coche mejor? Ay...). No hay nada peor que no tener sueños.



Personalmente lo veo negro. Sobre todo porque ya no es una cuestión de ideologías simples (se han fundido hasta convertirse en una sola, la del dinero y su culto). El voto probablemente no cambiará nada, porque la toma de decisiones viene de otro lado. Nadie en su sano juicio puede defender una situación como la actual: injusta, insolidaria y sinvergüenza. Pero se soporta, tanto que a algunos les hiere. Hoy a los niños se les dice: no seas tan bueno, piensa en ti. Pero cualquiera que conozca medianamente los sistemas humanos, sabrá que en cuanto una parte no colabora, todo se viene abajo como un castillo de naipes. El fracaso de la huelga de ayer es un gesto más de la indiferencia del dinero hacia nosotros. Ayer fueron los trabajadores del sector público, mañana una reforma laboral sangrienta, pasado, paro masivo y retroceso social de décadas. Hoy, los débiles, están más en peligro que nunca.

Si los que podían presionar no lo hacen, los demás estamos perdidos. Quizá un castigo a los sindicatos, quizá un castigo al ser humano occidental, que ha dejado de confiar en sí mismo. Nunca es buena noticia que nadie pierda derechos o sueldos, pero nos han educado en eso (los medios, la sociedad...). Ayer fueron ellos y la indiferencia de muchísimos (que en el fondo envidian muchas de sus condiciones). Los pasos tienen sentido: primero quien puede hacer fuerza, luego los demás (poniendo en contra ambas partes, para evitar una presión conjunta). Y ojalá me equivocara. Eso claro, o una nueva conciencia global (muy difícil de crear o re-educar). Cuando la gente, la verdad, se conforma con bien poco, unas cañas, un partido y algo de tiempo libre. Pero eso, para algunos (véase Bilderberg y demás cabezas ilustres) les parece demasiado. Y el deseo, ay, es tan insaciable.







[Gary Numan, de cuando el hombre ofrecía culto a la tecnología y las máquinas. Hace poco vi su silueta en la penumbra, parecía de otro planeta]



martes, 8 de junio de 2010

Demasiado (excesivo) siempre

Sueño con mujeres desnudas en coches grandes y limpios. Sillones de cuero y una voz que camina junto a mis pasos. Puedo perderme entre la telaraña de las cosas, la succión y las verdades de los dedos y las pieles. Sé que estoy perdido como un niño ágil en un centro comercial enorme. Las cámaras lo graban todo.



De vez en cuando leo libros minúsculos que no llevan nombre ni señales. Miro las imágenes de los hospitales. El rencor de los hombres hacia los hombres. Es una suerte desgraciada ser un hombre triste. Ciertos animales ven la televisión como un espejo con brillo uniforme. La mayoría de personas llevan un agujero en el centro del pecho.



Todos los colores de esta habitación emplean tu nombre de refresco. El alma de las piernas largas. Parece que las cosas terminan como los helados fríos, con la boca herida. Si me veis jugando con la arena, no os preocupéis, estoy bien. Demasiado solo siempre.











[Cold War Kids y la energía Eros/Thanatos que nos habita. Parece que fuera, hoy, hace frío...]


lunes, 7 de junio de 2010

Todos los discos raros

Uno tiene la costumbre extraña de buscar discos diferentes, poco convencionales, en una búsqueda infinita que, creo, lo que persigue, es un grupo de calidad que le toque todo(en todos los sentidos) a este oyente enfermizo. Hace poco, me hacía en Barcelona con esta maravilla japonesa de Sheena & The Rokkets, todo un muestrario de pop americano re-interpretado por estos nipones guapos y estilosos. De hecho, la canción que abre el disco es como una descarga bailona que te hace estar en unos 80 más verídicos que la etapa de Reagan y la MTV (acabaré hoy con los 80, que me vinieron ayer a visitar con una película).


Pero no queda ahí la cosa. El domingo a la mañana, el bueno de Juan me proporcionaba sendos singles de finales de los 70. Uno especialmente diferente, de un grupo que muy pocos recordarán, Metro. Melodías pegadizas, voz del otro lado y esa vibración rugosa del vinilo que es como una religión en tiempos de soledad y delirio. Y, también, por puro azar, el otro día me encontraba en una vieja cubeta un disco reciente de un grupo llamado The Unseen Guest que recomiendo fervorosamente. Sonido hecho desde los pantanos norteamericanos para días de calor como los de aquella película, sí, Fuego en el cuerpo.Discos raros, que se esconden de la vista de todos, y que a mí me parecen más sugerentes y bellos que todos esos que la gente, el gran público, ama como posesos. Quiero discos, claro, que me hablen a mí, rescatarlos del olvido y que me regalen ese secreto suyo que los hace únicos e inmejorables.




[Una película me trajo el recuerdo de los 80, cuando, ay, veía Corrupción en Miami y soñaba en un futuro en que todo se cumplía. Ese futuro es esto y, la verdad, no tiene mucho que ver con lo que pensaba a mediatarde. ]