martes, 5 de enero de 2010

Reivindicando y respirando

Tengo que recomendar efusivamente a este hombre. Debo hacerlo. No sé muy bien por qué no lo he hecho antes. Jeremy Jay se merece mis elogios y los de todo el barrio donde vivo (viejillos incluidos). Su pop es del bueno, de manual de estilo, al modo clásico, sensitivo y medianamente eufórico, con la necesidad de repetir sus canciones una y otra vez (eso pasa pocas veces, la última que me ocurrió fue con Hefner -mis ídolos de pos-adolescencia-).



Muchas veces me pregunto por el corazón de sensibilidades como la de Jeremy Jay, entre la explosión contenida y el amor incontrolado, entre tú y yo. Me pregunto mucho, ya digo, por los orfebres que hacen esas canciones que nos abrigan y nos resguardan de los días con dolor, el odio en los ojos y la fiereza en las palabras. El pop sirve para todo eso, pero sobre todo para salvarnos y reconciliarnos con nosotros mismos (y con la especie). Viva Jeremy Jay y viva el pop. Pues eso, que viva.


*Corran, corran a buscarlo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario