lunes, 21 de diciembre de 2009

MAX (y sus monstruos) somos todos

"Donde viven los monstruos" es una maravillosa y alucinada película. Me ha gustado. Con su punto naif, marciano y sensitivo. La BSO, aparte, inmejorable. "Donde viven los monstruos" es una fábula contemporánea (mucho, a nuestros padres o abuelos les parecería incomprensible)sobre un niño, Max, que ante el sufrimiento (sí, el sufrimiento existe en la infancia, aunque ahora no lo recordemos o nos parezca menor)huye a un mundo dominado por monstruos de características muy particulares (cabezones, algunos similares a animales-una cabra, un toro...-, que solo piensan en jugar...) y que lo que definen son características, ay, muy humanas. Al modo de la interpretación de sueños en psicoanálisis, parece que son las muchos caracteres que todos llevamos dentro: el arisco (o arisca, vamos), el que cambia de humor radicalmente, el callado, el que le preocupa lo que piensan los demás... Todo un encantador muestrario de la personalidad humana.



Pero la historia de Max va un poco más allá. Recorre agradables y desagradables sensaciones infantiles. Recuerda con gran eficacia, por ejemplo, las peleas, que son euforizantes (aunque a veces sufra alguien), los ahogos... en un lenguaje puro, con una fantasía desbordante y que está totalmente dirigida a adultos de infancia sensitiva. Y, de nuevo, volví a recordar lo catártico que era hacer construcciones, ser el rey por un instante (como al final Max en su mundo, y que por lo fuerza de la propia vida debe abandonar para siempre).

Una recomendación para ver en las pantallas de nuestros cines, presidido habitualmente por dibujos animados sin sustancia, mensajes moralistas e historias diseñadas por técnicos deshumanizados (o azucarados) de marketing.


*Y un poco de rock n´roll para comenzar la semana, los Love of Diagrams...


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