viernes, 28 de agosto de 2009

Mi miope favorito

Llevo leyendo unos días, junto a El mal de Montano (que, por cierto, va creciendo en intensidad y confundiéndome en cuánto a quién es Vila Matas y sus personajes), una vieja biografía de saldo que encontré de Buddy Holly, en aquella también vieja editorial de músicos internacionales (Ediciones Júcar, Colección Juglares). Unos libros que han educado e influido a muchas generaciones de melómanos, con libros maravillosos como aquel de El Zurdo sobre las Vainica Doble o el Gay Rock de Haro-Ibars, del que extrajo la buena de Alaska ese mismo nombre (de una canción de Lou Reed). Por tanto, seguiré disfrutando con la por lo demás neutra vida de Holly, un chico que, eso sí, lo quería todo y admiraba a Elvis.

Yo estos libros me encantaban de chaval, pero nunca tenía apenas dinero para comprar ninguno. Ahora, me he hecho con muchos de ellos, y tengo la sensación de que me resarzo de aquellos años, mis pocos discos y una vida que, sobre todo, tiene sentido con el mal de la lectura (otra vez Montano y Vila Matas).

Creo que es difícil no identificarse con este chico de gafas de pasta...


domingo, 23 de agosto de 2009

Disparar como solución a los problemas



Ayer mismo me adentré en un film clásico, trepidante y medianamente violento: El demonio de las armas (Gun Crazy en su título original). Película predecesora de muchas otras, entre ellas de mi adorada Bonnie & Clyde, narra la apasionada relación de un chico con las armas, esa pasión le llevará a dar malos pasos, pero sobre todo uno que será trágico, conocer a una chica que, como él, también tiene una relación intensa con las armas. Robos, culpa y algo de felicidad en una cinta que, pese a la ingenuidad del cine de los 40, tiene muchos aciertos y buenos momentos. No se la pierdan (eso sí, si tienen acceso a ella).

Por otro lado, continúo con El mal de Montano de Vila Matas, que, sobre todo, vuelve a demostrarme la capacidad sobrenatural de Enrique de contar historias. Habla del mal de la literatura (un mal que, creo yo, nos salva y nos persigue a partes iguales). Muy destacable, también, un librito de Lepoldo María Panero en uno de sus mejores momentos creativos, Así se fundó Carbnaby Street. De nuevo, agradezco la poesía como la posible fuente en días de calor y azufre. Experimental, bizarro y excesivo, justo lo que poéticamente necesitaba. Lo que me hace improvisar unos versos a lo Panero, maestro loco y visionaro en la distancia:

Los niños han venido jugando hoy con la calavera de un gato,
Mientras, mi vecino ha sacado a tender su ropa de color amarillo
[y verde chillón,
Las ancianas asustadas han apostado su pensión en la ruleta del supermercado
[y no se han llevado apenas frutas, sólo un par de dátiles,
Los muertos no quieren levantarse ante el espectáculo.
Dios (y casi nadie lo sabía) pretendía dormir hoy la siesta.



Por influencia del bueno de Edu me he hecho con un recopilatorio de Dub, de un tal King Tubby, según el libreto, el padre de todo el asunto. Lo llevó con las ventanillas bajadas (por el calor) y parezco un rastafari a punto de pedir la legalización del cannabis. De nuevo, y es lo que resulta más preocupante, se impone la inercia de los días...

miércoles, 19 de agosto de 2009

De admiraciones e indignaciones


Admiraciones, claro, a un hombre como Enrique Vila-Matas, creador infatigable, de imaginación portentosa y francotirador del presente y la literatura de más nivel. Ayer mismo me hice con "El mal de Montano". Lo comencaré con devoción en breve (aunque ya preveó mi futuro placer). Yo a Enrique no sólo lo admiró como creador, sino también en lo personal, en su modo de ver y entender las cosas, en esa forma suya de hacer ensayo dialogando. Admiración pues para él (y muy merecida, por cierto). Si todo el mundo de las letras fuera así (lo sé de buena tinta) otro gallo cantaría.


Indignación para la nueva publicidad de Ikea que ya lleva unas semanas emitiéndose. Por varias cuestiones que intentaré explicar: primero, es evidente que está cambiando o cambiará sustancialmente la línea económica general, por lo que muy seguro tocará ajustarse el cinturón (se podría hacer otras diatribas sobre eso), lo que no pueden pedir es que encima lo hagamos cantando, de buen rollo y demás; segundo, no creo que a ningún joven de este mundo medianamente razonable le guste tener que volver a casa de sus padres si ya se había independizado, es un paso atrás a todas luces y tiene algo de humillente, pero eso sí, hay que cantar como descosidos, comprar muebles-basura (como la comida basura, los trabajos basura...) y aguantar, pero mientras... hay que cantar "donde caben dos, caben tres..." y tercero, el peligro de una melodía que se adentra en el cerebro y las entreñas sin poder desenbarazarse de ella (algo realmente maquiavélico) como un mantra perfecto para unos tiempos basura.





Bueno, pondré algo de música porque sino os veo cantando todo el día "donde caben dos...", mejor algo de Blondie, una de las canciones que siempre más he tarareado, "Heart of Glass".


domingo, 16 de agosto de 2009

Derroche de cine y disparos



El viernes pude ver la última película del otrora espectacularizante (bueno, no ha dejado de serlo del todo), Michael Mann. Enemigos Públicos ya presagiaba logros con las últimas buenas maneras de Mann (Collateral y demás). La película cumple, y más que cumplir deja un regusto ácido y agradable a polvora y admiración respetuosa a Dillinger (el protagonista para lucimiento de Johnny Deep). El conjunto tiene sabor a Holywood, pero también interesantes guiños a la serie B (ay, esas visitas a los cines), fotografía impecable y un realismo medianamente veraz en el fuego cruzado. De nuevo, y sí, esto parece una constante, volvía a re-crecer mi admiración por los ladrones de bancos de la primera Gran Depresión (parece que la prensa dice que esta actual ya no es la segunda). Ójala todos los días que uno fuera al cine viera cosas como esta y no esos pastiches almidonados que aparecen de poco en poco para deleite de las cajas registradoras y tal.



La que me parece un retrato más profundo, estudiado y que invita a la reflexión es RAF, facción del ejército rojo de mi admirado Uli Edel (exactamente el director de Yo, Cristina F. o Última salida Brooklyn -que, por cierto, intente desentrañar para un número de Azul Eléctrico-). El retrato de la RAF de Edel no responde a mitologías y lo que pretende, en última instancia, es atender a la evolución desastrosa de un grupo terrorista, en este caso una especie de cool terrorism. Muy buenas interpretaciones, perfectamentamente reflejado el instante político del país, los fanatismos, la caída de leyendas varias y el funcionamiento interno, un poco loco, del seno de un grupo terrorista (las similitudes con ETA asustan). Sobra algun minuto de metraje, pero después de ver la película uno vuelve a tener la sensación de que mitologías, la verdad, las justas. Baader-Meinhof es, simplemente, una respuestaa a un momento complejo y difícil de asimilar por una juventud que no se cruza de brazos (lo que hace después, eso sí, ya es más injustificado). De hecho, aparece cómo los burocratas intentan comprender el fenómeno, por qué alguien reacciona así; y se pasa del primer instante ingenuo, liberador y revolucinario (en el 68 parisino ,por ejemplo también, las consultas de psiquiatría se vaciaron, la sociedad se encontró liberada) se da paso a una locura obsesiva donde todos son los enemigos y sólo uno tiene razón. Y sí, importante acercarse a la película para entender el fenómeno (aunque ya casi nadie con los ojos limpios). El esfuerzo de Edel de comprenderlo todo resulta alucinante, aunque no guste a los radicales esa es su mascarada.

martes, 11 de agosto de 2009


Fin de semana intenso (e intensivo). Cumple de Ana, Murias de Paredes, Carmencita Festival (en la imagen), por cierto ehnorabuena alos organizadores, MUSAC...etc. Si es que no hay vidas suficientes. Creo que esta es la única vía para una vida de verdad (lo demás es simulacro). Y, claro, momentos como los de ayer, en que el mundo parece doloroso y cruel y al instante el más bello de los mundos. Esa canción en el coche y mi creciente deseo por ti (para ti)...

viernes, 7 de agosto de 2009

Rock para el adiós a Hughes


Se fue John Hughes, uno de los hombres que más estimuló mi adolescencia con películas como El club de los cinco (una obra maestra del cine teen), Todo en un día (que volví a aver antesdeayer por casualidad, ay, qué grande Ferris Beuller)o Weird Science. Una pena, vamos.

He escrito alguna vez -en papel- sobre las intensas sensaciones de aquel mundo de adolescentes perfecto, hermoso y envidiable. Se inició, quizás, y de este modo, mi adicción al relato americano sobre sentimientos ingenuos (los yankees son muy ingenuos), amor temprano y música pop. Porque, claro, luego el bueno de John siguió haciendo cine, pero ya de otro tipo, Solo en casa y demás. La estructura de la cinta era buena, pero menos teen y más de carcajada infantil. Se alejó de nosotros, los adolescentes eternos que le veíamos relativamente tarde en aquellas películas de las 15:30 en La Primera. Soñé con sus chicas pelirrojas, el ingenio de los que lo quieren todo, poster de Simple Minds... todo eso, más o menos, lo he ido logrando, pero ahora no está Hughs para verlo. Cuídate John.

martes, 4 de agosto de 2009

Lectura como vida


He descubierto casi por casualidad este libro maravilloso. Esto no son las torres gemelas es una pequeña obra (apenas llega a las 100 páginas) de alfabetización visual, prevención del terrorismo visual tan de moda y modos de autodefensa e interpretación. Elemental pues en tiempos como los actuales. María Acaso (así se llama la autora, profesora de la Complutense) nos recuerda cuál es el interesado mensaje latente en las imágenes. Después de leer más de un tercio del libro (se lee fácil, es muy didáctico) lo percibo imprescindible para las nuevas generaciones. Ellos que crecerán casi en exclusiva con imágenes. Una buena recomendación para pensar.

Al que vuelvo a re-escuchar bastante es a Nacho Vegas y su álbum de debut, Actos Inexplicables. Esa maravilla que nos deslumbró a todos hace ya unos años. Pude recordarselo a él en persona en el concierto de Cohen. Andaba por allí, con la Rosenvinge y J de Los Planetas (con quien me hice una foto que ya colgaré). Lo de Cohen merece palabras elogiosas aparte de este blog (ya publicaré la crónica en el próximo Azul Eléctrico). Y así transcurre la vida, con ganas de ver a Nudozurdo en el ya muy próximo Carmencita Festival de Vegellina. Cita obligada.

Y, mientras, sigo pensando en qué nos podrá salvar...